Estaba en medio el parque, tranquilamente y estudiando cuando de repente, uno de sus compañeros de clase se le acercó. Quería que la empollona le ayudase a estudiar y al final, la jovencita se ofreció. Pero una vez en su casa, notó como el chico le miraba como un salido y no pudo reprimirse, así que pasó de los libros y del portátil y quiso probar su polla, ya que no todos los días le surge una ocasión tan clara como esa para follar.