Como los chicos de su edad solo se fijan en chavalas de cuerpo perfecto y esculpido en el gimnasio, esta gordita lleva tiempo sola y sin pareja. Pero por suerte para ella, un vecino suyo más experimentado y maduro va a darle una tarde que jamás olvidará. Al tipo le gustan rellenitas y al final, le mete un buen meneo a su gordo coño que la chica agradece gimiendo de lo lindo sobre el sofá.