Aunque no puedo quejarme de la vida lujosa que llevo, hecho en falta la compañía de mi marido, que se pasa la vida currando y de viaje de negocios. Ando un poco necesitada de cariño y contacto humano, así que aprovechando que mi mayordomo me sirve y me hace compañía, decido ponerle cachondo y follármelo junto a la piscina sin ningún pudor.