Aunque la madurita está algo gorda, sus curvas y sobre todo sus pechotes llaman la atención de cualquiera, como la de este jardinero. El tipo no podía concentrarse en su trabajo y no paraba de mirarle el escote, hasta que la señora se acercó a él. Ella está casada, pero el morbo del momento la llevó a seducirle en el jardín, hasta terminar bajándose las bragas y dejarle penetrar su chochazo al aire libre.