No hace mucho que sus padres se han casado y ahora, este chico tiene por hermanastras a dos pibones que encima, son dos auténticas zorras. En la última cena lo demostraron, metiéndole mano bajo la mesa y poniéndole cachondo, hasta luchar por su rabo. Así que tras recibir las mamadas de una de ellas, la otra se lo llevó al dormitorio para cabalgar sobre él, mientras eran observados desde la puerta por la otra hermanastra que se estaba tocando.