Aun no sabe ni por qué se compró la mesa de ping pong, pero esta zorra emo va a saber sacarle provecho. De hecho, quiso estrenarla con un amigo que tiene, aunque no lo hizo con una partida, sino más bien con un buen polvo. Y es que la muy golfa le recibió con un traje muy provocador, que pronto se quitó para mostrar su coño tatuado y dejárselo penetrar a fondo en la azotea, mientras los vecinos podían verles y oírles follando.