Siempre he sido muy exigente con mi secretaria colombiana y al mismo tiempo, nunca dejo de mirarla ya que la chica estaba tremenda. Lo que no sabía es que la muy zorra acabaría chantajeándome, sobre todo después de echarle la bronca con un informe. Colocó una cámara oculta en su despacho y no paró hasta seducirme con sus curvas. No pude negarme y me la follé sobre su escritorio y sobre el sofá, hasta que ella me habló de la cámara y me chantajeo haciendo que le subiese el sueldo a cambio de guardar el secreto.