Me gusta hacer deporte y de hecho trabajo en un gimnasio ayudando a los novatos que no saben como empezar. Ahora a mi madrastra le ha dado por ponerse en forma y conservar su figura, así que me pidió me ayuda y decidí echarle una mano. El problema es que siempre me ha dado mucho morbo y mientras levantaba pesas, no pude evitar tocarle una teta. Ella me sonrió y lejos de enfadarse, prefirió dejar de lado el entrenamiento para darme placer. Se comió mi polla y acabó con sus pantalones de deportes en el suelo, pidiéndome que me la follase y quemase calorías con ella a base de sexo.