Acababa de levantarme y estaba a punto de irme a trabajar, cuando de repente, por la puerta de mi cuarto apareció mi hermana pequeña. No tenía claro lo que quería de mi pero, cuando se puso de rodillas ante mí, lo supe enseguida. Al parecer quería comerme el rabo y, al ver esa carita angelical y dulce delante de mi, no pude negarme y se lo di para que lo chupase a gusto con su boca.