Un día estuve pensando en casa y llegué a una conclusión lógica. Me encanta el sexo y puestos a practicarlo, que mejor manera de aprovecharlo que metiéndome de lleno en el mundo del porno. Decidí apuntarme a un casting y les comenté mis gustos, diciendo lo activa que era y lo que me encantaba que me diesen por el culo. Iba dispuesta a todo y tras un rato de folleteo, me preparé para ser follada por detrás y gocé con cada penetración anal, hasta notar como el chico soltaba toda su lefa dentro de mi ojete.