Tras los ensayos con el resto de animadoras, Bailey Brooke y Piper Perri llegaron a casa con la intención de estudiar un poco, aunque al final no cogieron ningún libro. En lugar de eso empezaron a charlar y a comentar alguna situación incómoda, como por ejemplo que una de ellas fuese pillada por sus padres con un vibrador. El tema salió de manera espontánea, pero fue la excusa perfecta para que una de ellas se abalanzase sobre la otra y terminasen juntas masturbándose y gozando con el juguetito mientras se corrían juntas.