Tras acabar su turno, la enfermera Romi Rain se fue a la sala de descanso para tomarse un café y relajarse un poco. Coincidió con uno de los doctores y al verse sola en esa sala con él, no pudo evitar sacar su lado de golfa para seducirle. La morena desabrochó su traje y sacó sus pechotes a pasear, poniendo al médico cachondo perdido. Ambos decidieron desfogarse y sin que nadie les interrumpiese, se marcaron una brutal follada en el hospital, donde la tetona se dio un buen atracón con el buen doctor.