Necesitaba que le instalasen un nuevo electrodoméstico y para ello, Aidra Fox recurrió a un electricista. La jovencita se esperaba a un viejo gordo y feo, pero apareció un chico muy guapo y que parecía bastante cachas. Decidió usar sus mejores armas para seducirle y se plantó ante él en ropa interior, dispuesta a pagarle por su trabajo con un polvazo. Al principio quiso resistirse, pero le fue imposible ante semejante mujer y terminó probando su coño sobre la encimera.