Aunque está claro que su esposa se ha dejado llevar y ahora pesa muchos kilos de más, lo que no ha dejado de tener son ganas de follársela. De hecho preparó una noche especial para la obesa, colocando una cámara apuntando a la cama y poniéndola a cuatro patas. No tuvo que moverse en absoluto, ya que fue su marido quien hizo todo el trabajo, taladrando su coño mientras sus melones rebotaban sin parar y hasta terminar con un creampie.