Fue a tomarse algo a la cocina y lo que se encontró, fue a su novia cachonda y deseando agarrar su polla enseguida. La rubia gordita no tardó en hacerlo y en agacharse para sacarle brillo, dejándola lista para su chochete. Acabó levantándose el vestido y apoyándose sobre la encimera, para gemir sin parar con las ganas que le puso el chaval a la follada. Luego fue él quien se puso cómodo y dejó que la jovencita menease su trasero sobre una silla, hasta tenerlo más que listo para eyacular sobre sus tetas naturales.