Después de salir a montar en bici, hice un pequeño alto en un claro del bosque, hasta toparme con un chico. El muy pervertido se puso a oler mi sillín, para poder aspirar la fragancia de mi coño. Decidí dárselo a probar in situ, pero antes buscamos un sitio apartado donde nadie nos viese. Una vez a solas, empecé a chupársela mientras me metía la punta del sillín dentro de mi culo. Luego practicamos sexo junto a los árboles y al final, lo que monté no fue la bici sino una polla enorme al aire libre.