Mientras bajaba las escaleras, esta mulata exhibía su cuerpazo y ese culito tan rico que tiene, para poner cachondo al blanquito. El tipo no podía ni hablar, ya que estaba absorto mirando lo que se le venía encima. Ella sabía que lo tenía comiendo de su mano y pronto acabó sin bragas, lista para probar su rabo y disfrutando del mismo a cuatro patas, antes de pedirle que acabase la follada con una corrida en toda su cara.