Soy una mujer de recursos y estudiar no es lo mío, así que cuando necesito ayuda con algún trabajo o ejercicios, recurro a un amigo universitario de mi hermano. Le pido que venga a casa y me lo haga todo, a cambio de ofrecerle sexo sin que nadie lo sepa. El chico sabe que está mal porque así no aprendo nada, pero no puede resistirse a mi culito y a meterme el rabo hasta el fondo, hasta rellenarme el coño con su pollón.