Cuando quedé con esta gorda tatuada, me quedé alucinando con su altura y sus curvas. Verla desnuda tenía que ser toda una experiencia y cuando acabó la cita, pude tener la oportunidad de hacerle de todo. Acabamos volviendo a mi casa y una vez allí, se quitó el vestido y me dio a probar sus melones, para luego regalarme unas mamadas de rodillas en el suelo. Los preliminares fueron brutales, pero lo mejor vino cuando se subió sobre mi polla y empezó a cabalgarme sin parar… menuda diosa y que gustazo!