Mientras ésta tímida pelirroja es ordenada y muy recatada, su compañera de piso y amiga es todo lo contrario. De hecho tras un rato a solas y charlando, la rubia quiso convencerla para que hiciese locuras con ella, lo cual implicaba quitarse la ropa y meterse mano mutuamente. No lo tenía claro pero por una vez, quiso ser lanzada y al final le siguió la corriente. Así que ambas golfillas terminaron desnudas y besándose, hasta probar el sexo lésbico y comerse los coños mutuamente en el sofá del salón.