Normalmente se piensa que las chicas gordas no se mueven demasiado cuando follan, pero esta zorra obesa va a demostrar que no es así. Tampoco es que sea una auténtica fiera, pero a pesar de su sobre peso deja bien contento a su nuevo ligue, que se lo pasa en grande esa tarde y mientras le da a probar su rabo. Ella prueba varias posturas, como la del perrito o simplemente montarse sobre él y menear ese culazo enorme. Lo que sin duda queda claro, es que las chicas rellenitas no tienen desperdicio en la cama.